jueves, 3 de febrero de 2011

Holi!

Aquí estoy de nuevo. Me faltó justo una semana para que se cumpliera un año sin escribir.
¿Cosas que contar? Muchas y ninguna a la vez. 2010 fue un año horrible para mí; lo odié mucho como para rememorar todo lo que me pasó, pero sí puedo concluir que necesito un psicólogo. De verdad que me encantaría ir a terapia, creo que hay demasiadas cosas que no entiendo de mí misma y me gustaría recibir ayuda al respecto. Sin embargo, no puedo por dos motivos: primero, no cuento con suficiente dinero como darme el lujo de pagarla y segundo, porque requerir un profesional para comprender mi propia vida me parecería el colmo... sería admitir que ya no queda nada que pueda solucionar por mis propios medios.
Así que me encuentro más perdida que nunca, cero certezas y muchas dudas, mas, misteriosamente, en paz.
Un poco chata, eso sí.
Chata de soñar cosas bellas con mi ex. Sí, es raro =/. Sueño que nos volvemos a encontrar después de todo el tiempo que llevamos separadas, discutimos un poquito (debido a las asperezas que aún quedan) y luego nos vamos caminando transformadas de nuevo en buenas amigas. Es cierto que ese sueño refleja una idea que a veces me gustaría que se volviera realidad, pero de la que no estoy ni mínimamente segura.
Y chata, también, de este estado incierto que me tiene tan sosa en cuanto a mi "situación sentimental" (si es que se le puede dar ese nombre ¬¬). Reconozco que continúo en esa inmadura posición de sentir frecuentemente amores que nunca llegan a ser correspondidos, tanto así que mi ex se ha pseudo-burlado de mí por eso. No obstante, hoy me hallo haciendo lo contrario (o intentándolo al menos). Tengo a alguien en mente, pero estoy peleando con mi estupidez habitual para convencerme de que "él" no significa nada... pues, en el fondo, existe una altísima probabilidad de que así sea. Existe, realmente, una gigantesca posibilidad de que me olvide de él en un tiempo más, sin dolor, sin lágrimas mediante, tal y como ha ocurrido con los que ha habido antes -entendiéndose por antes el tiempo transcurrido entre la patada de mi ex y "su" aparición-, sobre los cuales pensé tonteras del tipo "no podré olvidarle", "cómo voy a volver a hablarle normalmente después de lo que he sentido por su persona"; tonteras que finalmente no representaron ningún problema: esos seres nunca me pescaron, yo terminé por olvidarles y actualmente soy capaz de conversarles sin ninguna turbación implicada. Me esfuerzo por asumir que él no es diferente a los demás, que no existe algo lo suficientemente especial como para pensar que puede suceder lo que no ha llegado a sucederme en todo este tiempo. No quiero, ¡me rehuso!, a confiar en que resultará.